El próximo 5 de junio celebraremos el día del medio ambiente.
SAN FRANCISCO DE ASÍS, PATRONO DE LA ECOLOGÍA
El 4 de octubre, la Iglesia Católica celebra la fiesta de uno de los santos más queridos y populares, San Francisco de Asís (1182-1226). En 1979, el Papa Juan Pablo II proclamó a San Francisco como “patrono celestial de los que promueven la ecología” (cf. Carta Apostólica Inter Sanctos: AAS 71 [1979], 1509f). Acerca de San Francisco el Papa Juan Pablo II dijo:
“Se ofrece a los cristianos un ejemplo de respeto genuino y profundo de la integridad de la creación. Como amigo de los pobres que fue amado por las criaturas de Dios, San Francisco invita a toda la creación: animales, plantas, fuerzas naturales, incluso Hermano Sol y Hermana Luna, para dar honor y alabanza al Señor. El pobre de Asís nos da testimonio de la atención que cuando estamos en paz con Dios somos más capaces de dedicarnos a la construcción de la paz con toda la creación que es inseparable de la paz entre todos los pueblos.”
Poema de la Creación
Altísimo y omnipotente buen Señor,
tuyas son las alabanzas,
la gloria y el honor y toda bendición.
A ti solo, Altísimo, te convienen
y ningún hombre es digno de nombrarte.
Alabado seas, mi Señor,
en todas tus criaturas,
especialmente en el Señor hermano sol,
por quien nos das el día y nos iluminas.
Y es bello y radiante con gran esplendor,
de ti, Altísimo, lleva significación.
Alabado seas, mi Señor,
por la hermana luna y las estrellas,
en el cielo las formaste claras y preciosas y bellas.
Alabado seas, mi Señor, por el hermano viento
y por el aire y la nube y el cielo sereno y todo tiempo,
por todos ellos a tus criaturas das sustento.
Alabado seas, mi Señor, por el hermano fuego,
por el cual iluminas la noche,
y es bello y alegre y vigoroso y fuerte.
Alabado seas, mi Señor,
por la hermana nuestra madre tierra,
la cual nos sostiene y gobierna
y produce diversos frutos con coloridas flores y hierbas.
Alabado seas, mi Señor,
por aquellos que perdonan por tu amor,
y sufren enfermedad y tribulación;
bienaventurados los que las sufran en paz,
porque de ti, Altísimo, coronados serán.
Alabado seas, mi Señor,
por nuestra hermana muerte corporal,
de la cual ningún hombre viviente puede escapar.
Ay de aquellos que mueran
en pecado mortal.
Bienaventurados a los que encontrará
en tu santísima voluntad
porque la muerte segunda no les hará mal.
Alaben y bendigan a mi Señor
y denle gracias y sírvanle con gran humildad.
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